Hilos tensores: una técnica de medicina estética que ha evolucionado desde los años 90
Los hilos tensores son dispositivos médicos utilizados en medicina estética para tratar la flacidez de la piel y devolverle al rostro un aspecto más juvenil. Desde su aparición en los años 1990, han sufrido numerosos avances técnicos y aún hoy suscitan debates sobre su eficacia y seguridad.
Hilos absorbibles versus no absorbibles: ¿cuáles son las diferencias?
Existen dos tipos de hilos tensores: hilos reabsorbibles e hilos no absorbibles. Los primeros están hechos de un material biodegradable, como el ácido poliláctico o la polidioxanona, que se disuelve gradualmente en el organismo. Generalmente duran desde unos meses hasta dos años dependiendo del producto utilizado. Estos últimos están fabricados con materiales no degradables, como el poliéster o la silicona, y pueden permanecer en su lugar indefinidamente.
Según el Dr. Cédric Kron, cirujano plástico especializado en medicina estética, “los hilos reabsorbibles presentan menos riesgo de infección o reacción inflamatoria que los hilos no reabsorbibles”. Sin embargo, también destaca que “su efecto lifting es menos duradero”. El Dr. Jean-Louis Sebagh, otro experto en medicina estética, confirma esta opinión y precisa que “los hilos no absorbibles pueden ser más adecuados para pacientes con flacidez cutánea importante”.
Modo de acción de los hilos tensores: ¿cómo funciona?
Los hilos tensores actúan según dos principios: tracción mecánica y estimulación biológica. La tracción mecánica implica enderezar y sostener los tejidos caídos mediante la implantación de cables debajo de la piel. Estos últimos están equipados con pequeños conos o ganchos que permiten enganchar la dermis y tirar de ella para obtener un efecto lifting.
La estimulación biológica, por su parte, se basa en la capacidad de los hilos tensores de provocar una reacción inflamatoria controlada en la dermis. Esta inflamación estimula la producción de colágeno y elastina por parte de los fibroblastos (células encargadas de la síntesis de proteínas en la dermis), lo que mejora la elasticidad y firmeza de la piel.
Avance de las sesiones: ¿cómo funciona la instalación de hilos tensores?
La colocación de los hilos tensores generalmente se realiza en un consultorio médico bajo anestesia local. El médico comienza haciendo una marca en la cara del paciente para determinar las áreas donde se implantarán los cables. Luego hace una pequeña incisión en la piel para insertar una aguja equipada con un hilo tensor. Se retira la aguja, dejando el hilo en su lugar debajo de la piel.
La cantidad de hilos utilizados varía según las necesidades del paciente y el grado de flacidez de la piel. Una sesión dura en promedio de 30 minutos a una hora y los resultados son visibles inmediatamente después de instalar los hilos. Las secuelas de la operación son generalmente sencillas, con edemas y hematomas que desaparecen al cabo de unos días.
Beneficios potenciales según la edad y el tipo de piel.
Los hilos tensores se pueden adaptar a diferentes tipos de pacientes dependiendo de su edad y tipo de piel. Según el Dr. Kron, “los pacientes de entre 40 y 60 años tienen más probabilidades de beneficiarse de los beneficios de los hilos tensores”. Añade que “las personas con piel fina o con una pérdida importante de elasticidad también pueden beneficiarse de esta técnica”.
Preguntas sobre la efectividad y seguridad de los hilos tensores.
Aunque las opiniones están divididas en cuanto a la eficacia real de los hilos tensores, algunos expertos creen que no reemplazan técnicas quirúrgicas como el lifting de cabeza y cuello para tratar la laxitud significativa de la piel. El Dr. Sebagh precisa que “los resultados obtenidos con los hilos tensores son menos espectaculares que la intervención quirúrgica pero permiten mejorar significativamente el aspecto del rostro sin pasar por cirugía”.
En cuanto a la seguridad, los hilos tensores generalmente se consideran una técnica mínimamente invasiva y bien tolerada. Sin embargo, pueden ocurrir complicaciones, como infecciones, reacciones alérgicas o migración del hilo debajo de la piel. Por tanto, es fundamental elegir un profesional experimentado y cualificado para realizar este tipo de intervención.
Costos asociados con los procedimientos de colocación de cables tensores.
El coste de una sesión de instalación de hilos tensores varía dependiendo del número de hilos utilizados y del tipo de hilo elegido (absorbible o no absorbible). De media, una intervención completa cuesta entre 1.000 y 3.000 euros.
Conclusión: una visión crítica de los hilos tensores en medicina estética
Los hilos tensores representan una interesante alternativa a la cirugía estética para tratar la flacidez de la piel del rostro. Sin embargo, su eficacia y durabilidad dependen en gran medida del tipo de hilo utilizado y de las habilidades del practicante. Por lo tanto, es apropiado evaluar cuidadosamente los beneficios potenciales según la edad y el tipo de piel, así como los riesgos asociados, antes de considerar esta solución.
